MÁS ALLÁ DEL BERNESGA

Artículos

MÁS ALLÁ DEL BERNESGA

Enviar a un amigo | Votos: 618 | Puntos: 1917 | Valoración media: 3.10 | Lecturas: 3831

Este artículo, que pretendía ser un repaso a la actualidad política-social leonesa, de los borradores escurría tanta materia cáustica que he preferido hacer uso de la aterciopelada invitación que me ofrece el verso libre de ataduras.

He partido de que en este artículo, no se trata de juzgar a nadie, si no de juzgar sus actos en cuanto influencia hacia nosotros, por ello a todas las personas que aparecen mencionadas en el conjunto de estrofas que siguen, les ofrezco mi mayor respeto, yo que tengo reservada residencia en las estaciones del metro bajo el infierno.

MÁS ALLÁ DEL BERNESGA

Más allá del Bernesga,
donde el leonés con sorpresa
descubre su cauce ausente,
la democracia institucional reside.
Entre las piedras del Bernesga
hay una jaula weberiana
para un demócrata,
y un amazónico vergel
para el cacique.
En la resina capilar y consistorial
se enfrían los intereses de los electores,
se diluyen en las acciones de los elegibles.
Democracia, soberanía en el pueblo
<<café para todos>>,
que erosiona sus cauces
en escasos paladares,
en la cafetería de los invisibles.
Uno en cuya cabeza hay pocos aspirantes
a dar a la gomina utilidades,
pretende marcar el tempo político,
mas dicen que trató de tomar León
con una escopeta de perdigones,
¡con este apoyo levantamos España!
Gritó Tejero antes de la cruel mañana.
No me olvido de otros personajes
pero aún más, el gris
invade sus sueños y sus acciones,
y me provoca arcadas y sopores.
Entre unos y los hijos de no se quienes,
desaparecen las necesidades sociales,
pero el diario les hace fotos totales
para proveer futuras victorias electorales.
Mientras un mendigo
espera en la calle sentado,
viendo crecer sus uñas y su barba
perdido en la mugre de la soledad,
al cauce ausente del Bernesga
para lavar sus heridas,
lejos del bochornoso frío
que impone Ordoño segundo.
Sin peder el tiempo
¡ahí esta Zapatero!,
flexibilizando el mercado laboral
para que el trabajador coma de la moral,
prometiendo en Rodiezmo oro,
regalando carbón el seis de enero.
Por que ni inspecciones sin trabajo,
ni comisiones ni ugestes,
ni cenetes ni cegetes,
siempre pierde el trabajador;
cuando no se venden
hace tiempo que han perdido.
Mientras acomodados con botín
se asientan sobre el sudor
y el exiliado rojo vital
del trabajador,
existe en otros países
prevención de riesgos laborales.
Los ciudadanos fieles a la tradición
nos aferramos a la gaviota cuán bastión,
pero la culpa de los excrementos aviares
es de las rosas cada día más pálidas,
y de las hoces sin martillo, un tanto verdes.
Mucha policía que decía Sabina
o poco pollo para tanto arroz,
que en León hay profusidad funcionarial,
de amistades del colocao y de la coz.
Entre tanto la Junta se lleva lo que puede
y nosotros nos miramos el Mercedes,
mañana con el, pagaremos los alquileres
porque la hipoteca, el salario no nos permite.
Mientras el invierno
gana la batalla al verano,
y dejo escurrir el tiempo
entre las manos,
yo no reparo en quienes viven en jardín San Francisco.
Ni en las hambrientas carteras
que buscan amores efímeros
y rápidos vicios
que portan pesadas lápidas,
en el paseo Papalaguinda.
En estos tiempos que se silencia
la música, la prosa y la poesía,
y nos aborregamos unos a otros,
y aunque la SGAE controlará los comercios
"no puede controlar los Dones recibidos".
Por eso, ahora que el vuelo del cóndor
impone el sutil silencio del miedo,
deseo que la tinta corra
hacía a los huérfanos de pensamiento.